miércoles, 1 de diciembre de 2010

LA LIBERTAD GUIANDO AL PUEBLO


TÍTULO: La libertad guiando al pueblo

AUTOR: Ferdinand Victor Eugène Delacroix 1798 - 1863

ÉPOCA: Primera mitad siglo XIX (1830)

ESTILO: Romanticismo

TÉCNICA Y SOPORTE: Óleo sobre lienzo

LOCALIZACIÓN: Museo Real, 1831 - Museo del Louvre, actualidad

28 de julio de 1830, Peuple de France, à les armes! París se envuelve en humo de pólvora y en sus calles y lugares más emblemáticos resuenan las armas, los cañones y el griterío, la revolución ha comenzado. Las Tres gloriosas jornadas (revolucionarias) de París a finales de 1830 encendieron la mecha en Europa. Las revoluciones de la década de 1830 fueron más graves que las anteriores de 1820, extendiéndose por Bélgica, Italia, Alemania, Austria-Hungría y Polonia demandando libertad política o independencia nacional. En Francia la política ultraconservadora de Carlos X pretendía eliminar la Carta Otorgada y deshacerse de todos los liberales así como del carácter liberal de la sociedad, libertad de prensa, Cámara de los Diputados… El pueblo de París saltó a la calle formando barricadas proclamando a Luis Felipe de Orleans como su rey, y así fue, Carlos X marchó al exilio y el pueblo tuvo a un rey burgués elegido por ellos mismos. Esta es la situación en la que se desarrolla la escena.

Sin embargo, resulta imposible hablar de contexto histórico del cuadro sin relacionarlo con el estilo imperante, ambos de la mano. El Romanticismo surgió en la primera mitad del siglo XIX más que como estilo, como movimiento defensor de los principios revolucionarios que borró el Congreso de Viena de 1814. Sus preceptos son por tanto, Libertad, Igualdad y Fraternidad y su manifiesto el presente cuadro, La Libertad guiando al pueblo; pues como dijo Victor Hugo, el romanticismo es un grito de libertad artística y libertad social. El Romanticismo rechaza cualquier indicio de Clasicismo para dejarse llevar por los sentimientos y emociones, predominando la subjetividad. En su rechazo a los convencionalismos neoclásicos destacamos el predominio del color sobre el dibujo, liberando formas y límites definidos. Por ello, habrá luces vibrantes y composiciones dinámicas en posiciones y gestos convulsos y dramáticos.

Desde el punto de vista del contenido predominan los temas de revoluciones políticas, aquí el caso, y desastres; además de una gran preferencia por el paisaje. Esto no sólo será la expresión del pathos romántico, sino un recurso para desplegar colores luminosos y encuadrar a grupos humanos en un ambiente determinado. Con ello los objetos pierden su aspecto convencional para reflejar los estados de ánimo. Los artistas hallan la expresión y el reflejo de sus arrebatos sentimentales en los fenómenos de la naturaleza. También habrá otros temas como ruinas de iglesias, cementerios, mazmorras…

En el caso del Romanticismo francés destaca como temática los acontecimientos contemporáneos de revoluciones políticas y exotismo oriental. En su pintura se aprecia la influencia de Rubens y de pintores venecianos por la potencia del color, el cual predomina sobre el dibujo junto con las escenas movidas y dramáticas. El pintor más famoso es Eugène Delacroix, de quien podemos destacar “sus tres masacres”: Matanza de Quíos, Muerte de Sardanápalo y la Toma de Constantinopla por los turcos; además de la Libertad guiando al pueblo y Mujeres de Argel. Otro pintor francés destacado es Géricault y su Balsa de la medusa, cuya influencia puede verse en la presente obra.

Este óleo sobre lienzo supone el manifiesto de la pintura romántica, pues como ya se ha comentado en él se refleja una alegoría de la libertad con el torso al descubierto y al frente de una barricada. Porta en su mano derecha la bandera tricolor y en la izquierda un rifle, acompañada por miembros de diferentes clases sociales: un obrero con una espada, un burgués con sombrero de copa y escopeta, un tamborilero adolescente con dos pistolas, etc. Con ello lo que quería mostrar era la activa participación en esas tres gloriosas jornadas y como dijo el mismo Delacroix: “He emprendido un tema moderno, una barricada, y si no he luchado por la patria, al menos pintaré para ella”. Además la vorágine de la batalla se manifiesta en la polvareda que difumina los contornos e impide contemplar con claridad el grupo de figuras que se sitúa tras la libertad, aunque sí pueden distinguirse al fondo las dos torres de Notre Dame de París.

Desde el punto de vista compositivo, la escena se construye a modo de pirámide ascensional en cuyo vértice está la bandera ondeante. Tal composición y la presencia de muertos y moribundos en el primer plano nos lleva a compararla con La balsa de la Medusa de Géricault obra también romanticista y de temática algo similar al recoger un desastre relacionado con ciertas intrigas políticas. Algo también llamativo de la composición es cómo la acción se dirige hacia el espectador mediante escorzos y dirección de los personajes, para transmitirle el mensaje revolucionario y hacerle participe en él.

Pictóricamente destaca el uso del color y manejo de pinceladas sueltas y onduladas para darle acción y dinamismo a la obra. El tratamiento del color y de la luz pues, son fundamentales y potencian el movimiento. Predomina además el color rojo y azul sobre tonos ocres y grises, ya no sólo para ensalzar los colores de la bandera francesa sino dar vivacidad a una escena envuelta en un ambiente muy cargado y hostil. También es digno de mención el juego de luces y sombras con el que envuelve las figuras además del juego de pinceladas para enfocar más o menos la imagen.