lunes, 28 de febrero de 2011

COMENTARIO CRÍTICO DEL MANIFIESTO COMUNISTA DE KARL MARX Y FRIEDERICH ENGELS

El Manifiesto Comunista junto con El Capital son las dos obras más reconocidas de Marx, consideradas también como cumbres en la literatura universal y en la filosofía y pensamiento político por marcar un antes y un después en las relaciones de poder, en el pensamiento e ideología política, en las relaciones entre los hombres y en la forma de interpretar la Historia y los hechos económicos.

El Manifiesto Comunista en concreto podemos considerarlo con un prólogo a El Capital por conformar la base del pensamiento de Marx que junto con otros estudios económicos, de historia y filosofía además de la experiencia de las circunstancias del mundo obrero y las revoluciones de su época reeditará ampliando y aportando un estudio mucho más exhaustivo.

Esta obra sin embargo nació de una época y de unas circunstancias concretas y sin las cuales posiblemente no hubiese salido a la luz o al menos no de tal forma y con tal contenido. Por ello antes de analizarla es preciso contextualizarla en un momento y lugar concreto y en la vida de Marx pues un estudio exhaustivo y comparativo de la obra, de sus ediciones, prólogos y luego de El Capital nos muestran como Marx no era una persona tan teórica como se dice puesto que los diversos acontecimientos le hacen ir evolucionando en su teoría ajustándola a lo que es la sociedad de su tiempo y la situación del proletariado cada vez más con el paso del tiempo y varias revoluciones burguesas a sus espaldas. Por ello he de remarcar como puntos de inflexión la Revolución de 1848 en Francia y la Comuna de París de 1870 como momentos principales que hacen cambiar el punto de vista de Marx fundamentalmente sobre cómo debe llegar el proletariado al poder y una vez en él como perpetuarse y disponer de los medios necesarios para acabar con la burguesía y establecer un nuevo orden, caso de la experiencia de la comuna de París. Lenin en su obra El estado y la Revolución ofrece un análisis estupendo de estos cambios y diversas valoraciones en el pensamiento de Marx y su posición hacia la revolución de la clase obrera según los diferentes prefacios de las continuas ediciones del Manifiesto Comunista y de algunos aspectos tratados en él, así como en la correspondencia con Engels y de ambos con otros “camaradas” como Kautsky.

La vida de Marx y las adversidades por las que tuvo que pasar también marcaron su obra. El bagaje por distintos países europeos como Alemania, Suiza, Inglaterra o Francia y la oposición que se encontraba en ellos matizaron bastante su opinión sobre cómo dichos estados afrontan la cuestión obrera y qué hacen para disponer de soluciones, estando algunos gobernados por una monarquía, por burgueses o por ambos.

El Manifiesto fue una petición de la Liga de los Comunistas belga, antes llamada la Liga de los Justos, a Marx y Engels para que plasmaran sus objetivos políticos y pensamiento en el que se basaban. Estudios recientes muestran que hay un mayor porcentaje de autoría de Marx que de Engels. Era inminente su publicación pues como dice Marx al principio, “el fantasma del comunismo es un espectro que se cierne sobre toda Europa”, y de hecho días después de su publicación se produjo la Revolución francesa de 1848, no a consecuencia de ésta obra pero sí evidenciando ya gran parte de su contenido es cierto.

Se trata de una obra sencilla y precisa, más bien contundente, en la que en pocas páginas resume la Historia, las diferentes relaciones sociales y de poder que se han dado a lo largo de ésta, los burgueses y los proletarios y una crítica a la literatura de su tiempo.

Al comienzo de la obra entra de lleno en la explicación de su doctrina desde el análisis de la relación entre proletarios y burgueses y todo lo que ello conlleva así como la lucha por el poder. Marx explica cómo y cuando surgió la burguesía y la forma en la que ésta ha llegado o está llegando a establecerse en el poder a costa de una clase obrera a la que explota y además promete falsas esperanzas de cambio cuando le solicita ayuda para llevar a cabo sus revoluciones.

La burguesía surgió con el renacer urbano en las ciudades medievales, en plena sociedad feudal con la que tuvo que convivir pese a la hostilidad que ésta le plantó desde sus comienzos y a lo largo de la Historia por llevar un modo de vida y forma de ganar dinero diferente, sobre todo. A esto le da mucha importancia Marx, por acabar rompiendo el lazo de relaciones sociales de ésta sociedad hacia unas relaciones muchísimo más impersonales. Primero fue el surgimiento de ciudadanos libres, luego el incremento en los medios de cambio y mercancías, posteriormente el nacimiento de una clase media industrial que fue suplantando a los gremios e imponiendo una división del trabajo y por último cuando la gran industria moderna sustituyó a la manufactura. En este largo proceso apareció y se fue abriendo paso la burguesía, incrementando su capital y, según palabras textuales de Marx, “desplazando a segundo término a todas las clases heredadas de la Edad Media”.

La burguesía desempeñó un papel totalmente revolucionario ya que surgió prácticamente de la nada y fue escalando posiciones e importancia dentro de un Modo de producción, en términos marxistas, acabando con él desde dentro y con las mismas herramientas de las que disponía. Ha revolucionado toda una serie de relaciones económicas de todo tipo, desde productivas hasta de intercambio y circulación monetaria y de crédito, ha roto un sistema de relaciones sociales basado en el parentesco y en lazos de clientela para establecer unas relaciones impersonales basadas en el dinero, en el capital de cada persona y en la mano de obra que ésta vende para poder vivir. Acabó con el sistema mercantilista, desplazó el dominio del campo a la ciudad, centralizó los medios de producción y la política, la forma de propiedad… Como dice Marx: “la historia de la industria y del comercio no es más que la historia de la rebelión de las fuerzas productivas modernas contra las actuales relaciones de producción, contra las relaciones de propiedad que condicionan la existencia de la burguesía y su dominación”. Además de todo esto, ha dado lugar a que surja una epidemia nueva y mucho peor aún que las que han asolado a los hombres durante cientos de años, la superproducción.

Al igual que la burguesía surgió como fruto de la sociedad feudal, el proletariado ha surgido en el seno del Modo de producción capitalista creado por la burguesía y sus relaciones económicas y de poder. En las manos del proletariado se encuentra su futuro más inmediato, primero en la concienciación, luego en la unión y posteriormente en la acción. Ahora trabajan además compitiendo cada vez más con maquinaria, en situaciones infrahumanas, con una gran diferencia entre el sueldo que ganan y lo que deberían ganar. Los burgueses tienen el dominio de los medios de producción y con ello a los proletarios puesto que éstos se venden como cualquier otra mercancía. Venden su mano de obra a cambio de un sueldo mísero. En su posterior obra de El Capital Marx se referirá a esto alienación y, por influencia de David Ricardo, hablará de Plusvalía como la diferencia entre lo que produce el obrero y lo que gana, cantidad que pasa a manos de éste a quien se vende.

Además, no son explotados solamente por los dueños de fábricas sino por el casero, el tendero, el prestamista, etc. Tienen en sus manos el poder de invertir su situación y aún no lo saben luchan contra las máquinas y por mejorar sus condiciones laborales pero aún no luchan por llegar al poder y controlar ellos mismos para su provecho común los medios de producción.

La burguesía está en una pugna constante contra ella misma y contra la aristocracia y el proletariado debe aprovechar esta rivalidad para atacar pues es la clase más reaccionaria y verdaderamente revolucionaria. Aquello que posibilita desbancar a los burgueses y, en definitiva, a la sociedad capitalista es la misma contradicción que existe en su seno de incrementar las fuerzas productivas y las relaciones de producción que son el marco en el que se mueven estas fuerzas. La crisis de superproducción también es clave puesto que sus soluciones generan cada vez crisis más completas y violentas y reducen los medios para prevenirlas. Éstas son las armas forjadas por la burguesía y en las cuales está el futuro del proletariado pues debe disponer de éstas para hacerse con el poder de forma violenta. Primero debe abolir el modo de apropiación y luego acabar con los medios que garantizan la apropiación de la propiedad privada. La burguesía es incapaz de gobernar porque está fraguando a sus propios verdugos, “su muerte y el triunfo del proletariado son igualmente inevitables”.

Una vez que Marx hace todo este recorrido para explicar la situación del proletariado, las injusticias que lo acompañan y su misión, pasa a analizar la posición de los comunistas frente a ello. Los comunistas apoyan a los obreros y a su lucha, se ofrecen como una agrupación de éstos más que como cualquier otro partido político pues eso sería entrar en el juego burgués para juntar a los obreros y luchar juntos por su causa. Complementa este punto de vista con un análisis crítico de la “literatura socialista y comunista” pero más que literatura diría yo políticas puesto que se centra en la actitud y posicionamiento de cada uno de estos partidos burgueses, de la aristocracia, de socialistas utópicos y de pequeños burgueses, frente a su política más que a sus panfletos y obras literarias. Marx se muestra bastante contundente, quiere legitimar este manifiesto político y dejar claro cuál es su intención, que es estar al servicio del proletariado en su lucha por acabar con la burguesía y obtener los medios de producción. Entre sus críticas alude al engaño de los burgueses hacia el proletariado con promesas que luego romperán una vez que llegan al poder y encima explotándolos; prácticamente ocurre lo mismo con la pequeña burguesía y con los llamados socialistas utópicos alude a su falta de reaccionarismo, de saber poner en marcha su teoría.

Resumiendo, los comunistas apoyan en todas partes todo movimiento revolucionario contra el régimen político y social imperante … trabajan en todas partes por la unión y el acuerdo entre los partidos democráticos de todos los países … Las clases dominantes pueden temblar ante una revolución comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella, salvo sus cadenas, y tienen en cambio todo un mundo que ganar. ¡PROLETARIOS DEL MUNDO UNÍOS!” Éste es el broche final con el que Marx cierra el Manifiesto Comunista, haciendo un llamamiento, resumiendo en pocas palabras toda una doctrina y unas intenciones.

El Manifiesto Comunista no fue más que la antesala de la opera magna de Marx El Capital, en los años que distaron entre una y otra obra se evidencia una vez más cómo influyen los acontecimientos en la visión de Marx. Han corrido ríos de tinta sobre estas obras y otras de Marx y de cómo pudo llegar a lo más alto instaurándose en países inmensos como Rusia y China y luego caer en picado al igual que otros regímenes socialistas. Hay muchas visiones y opiniones al respecto, pero lo que aquí concierne con respecto al Manifiesto Comunista volveré a decir que es hija de una época convulsa y que pese a ello en tiempos de crisis económicas, políticas y sociales vuelve a mirarse y de hecho son muchos los estados que después de un régimen fascista o de derecha miran hacia ciertos aspectos socialistas. El principal objeto de crítica de la obra de Marx es cómo en todo momento habla de desbancar a una clase para instaurar en el poder a otra por ser supuestamente mayoritaria, instaurando un poder unipersonal o en manos de unos pocos hasta lograr el comunismo, al final resulta demasiado utópico y de hecho cuando se ha querido poner en práctica han surgido cosas como los gulag, la censura, el fuerte control estatal de la producción, etc.

En Historia no se puede hablar de suposiciones, de decir qué hubiese ocurrido si… Es difícil vaticinar si Marx tras la Revolución Rusa hubiese cambiado de opinión después de que era el país en donde menos creía que se fuera a producir una Revolución del pueblo o del socialismo como pensamiento y movimiento político. Por ello más que a la interpretación y consiguiente puesta en práctica de esta doctrina lo que hay que valorar es cómo una persona reaccionó de una manera tan analítica frente a una sociedad en la que una mínima parte vivía a costa de explotar a una gran mayoría, en la que las personas adquirían valor monetario, en la que trabajaban mujeres embarazadas y niños y, en definitiva, en una sociedad en la que por encima de todo primaba la injusticia. Marx supo reaccionar y aportar soluciones desde un completo análisis de la Historia de las relaciones sociales, políticas y económicas, etc. por lo que más que un mensaje, lo que aporta esta obra es el pensamiento de una persona en su afán por acabar con tan lamentables condiciones de vida y hasta dónde llegó para conseguirlo. Personalmente, no creo que hubiésemos lograd tanto en materia de bienestar social y de derechos de trabajo y demás si Marx no hubiese abierto la puerta hacia la concienciación de la existencia del pueblo frente a los que gobiernan y quiénes y cómo deben hacerlo.

LENIN, V. El Estado y la Revolución. Madrid: Fundación Federico Engels, 1997

MARX, K. El Manifiesto Comunista. Madrid: Alianza Editorial, 2002

miércoles, 23 de febrero de 2011

ADRIANO


Publio Elio Adriano (76-138 d.C.) fue uno de los emperadores de origen hispano que dirigieron el Imperio Romano en el siglo II d.C. No se sabe exactamente dónde nació, si en Itálica o en Roma, pero su familia si fue de procedencia Bética, de Itálica. La presencia de hispanos en el Senado de Roma y su consiguiente peso en la toma de decisiones y mayor o menor aceptación de emperadores hispanos se debe a el apoyo de éstos hacia Vespasiano en la Guerra Civil entre otros generales que lo llevó al poder hacia el año 60 d.C. Adriano se casó con Vibia Sabina y era sobrino segundo de Trajano por línea materna. Fue el sucesor de Trajano, perteneciendo por lo tanto a la dinastía Ulpio Aelia (Trajano, Adriano, Antonino Pío, Marco Aurelio y Lucio Vero).
Fue un gran emperador, viajero, filósofo, literato e incluso arquitecto; destacó por su interés por la filosofía epicúrea y estoica. Fruto de su interés filosófico está también su devoción por Grecia, de todos los viajes que hizo a lo largo y ancho de su Imperio tuvo una mayor predilección por las provincias griegas. De hecho, y como se verá, gran parte de la producción artística de este período relacionada con el interés directo del emperador, y en cualquier parte del Imperio, tendrá unas características marcadamente griegas, fue tal su afición por lo griego que lo apodaron Graeculus “El grieguecillo”..
Aunque Trajano no lo reconoció como heredero directo hasta momentos cercanos a su muerte, si le facilitó una carrera política y militar excelente así como diversas magistraturas y cargos de suma relevancia y significación como entregarle el diamante de Nerva en señal de sucesión.
Sus decisiones, de marcado carácter antimilitarista, tenían como objeto trazar unas fronteras estables que resultaran fáciles de defender. Las fronteras menos estables se
vieron reforzadas con fortificaciones permanentes, la más famosa de las cuales es el Muro de Adriano en la Isla de Gran Bretaña. En el año 125 aproximadamente, siendo ya emperador desde el 117, el Imperio romano alcanzará su máxima extensión y grandeza.

LOS VIAJES DE ADRIANO Y SU REPERCUSIÓN CULTURAL
En la mayor parte del tiempo en la que ejerció como emperador recorrió todo su vasto Imperio en una política de pacificación y asentamiento defensivo en las fronteras y lugares más peligrosos. Se le atribuye la remodelación de infraestructuras del Imperio y de hecho en sus cartas al Senado pedía la construcción de edificios oficiales, de culto, de fomento, etc. Como viajero recorrió Britania, Partia, Anatolia, Grecia, Asia, Egipto, Judea, Iliria y sin olvidar su formación en Hispania, de donde era su esposa. Fruto de ello nos encontramos un extenso y diverso catálogo de obras arquitectónicas y escultóricas sobre todo esparcidas por todas las provincias y rincones de su Imperio.

POLÍTICA CULTURAL
Ronald Syme dijo de Adriano que era el más “versátil” de todos los emperadores romanos por su excelente labor cultural a lo largo y ancho de todo su Imperio haciendo de mecenas, arquitecto, coleccionista y promotor. Su amor por el arte griego dotó de un carácter helénico a sus obras.
ARQUITECTURA
Adriano promovió la construcción de numerosas obras arquitectónicas tanto en Oriente como en Occidente y de todo tipo: mausoleos, templos, arcos triunfales, bibliotecas, ciudades, palacios y termas, entre otros.
En Italia reconstruyó el Panteón de Agripa, destruido por un incendio y ahora con un amplio patio porticado con un pequeño arco triunfal frente al edificio con el esquema de pórtico-propylos-tambor con cúpula que representaría la bóveda celeste donde estarían los planetas. Se dice que el Templo de Venus y Roma fue una obra suya rivalizando con Apolodoro de Damasco, un templo pseudoperíptero sobre estilóbato. Renovó el Templo de Cástor y Pólux en Roma. En Tirole se construyó Villa Hadriana, una residencia con todo aquello que lo había ido acompañando en sus viajes, siendo un conjunto con edificios
residenciales, palacetes, pórticos, teatros, bibliotecas, odeón, estanque… Finalmente mandó construir un mausoleo al final del puente que unía el Campo de Marte con el área Vaticana, el Castillo de Sant’Angelo.
En Atenas terminó de construir el Olympieíon y una nueva ciudad abierta desde un arco del triunfo en el que se llamaba a esta nueva ciudad “Ciudad de Adriano”. Tenía biblioteca, teatro y otros edificios. En otros lugares de Grecia y Oriente promovió la construcción de arcos del triunfo y templos.
Ya en Hispania su labor arquitectónica se desarrolla en Itálica sobre todo, a la que concedió el rango de colonia foederata liberae. Antes era un municipio desde que fue fundada por Publio Cornelio Escipión el Africano en el año 206 tras la Batalla de Ilipa por la que se abrió paso hacia Gadir y así echar definitivamente a los cartagineses de Hispania. La ciudad fue poblada de soldados licenciados, hallándose el horizonte republicano y altoimperial con el foro bajo la actual ciudad de Santiponce. Adriano hizo posible la construcción de una nueva ciudad, “Nova Urbs”, donde se localizan las ruinas que componen el yacimiento arqueológico actual denominado Bien de Interés Cultural dentro del Patrimonio Histórico de España.
COLONIA AUGUSTA AELIA ITÁLICA
Itálica fue el primer municipio romano creado fuera de Italia, emplazado en un lugar estratégico importantísimo a escasa distancia del río Betis, en
alto y cercano a posteriores puertos romanos como el de Ilipa e Hispalis. Trajano, natural de Itálica, ya comenzó a promover labores de construcción y renovación de la ciudad como las murallas y otros edificios, pero será Adriano quien lleve a este municipio a convertirse en colonia y a alcanzar su máximo esplendor.
Se trataba de una ciudad ostentosa y amplia, sus calles principales (cardus et decumanus maximus) tenían una anchura de 15 a 18 metros aproximadamente y su anfiteatro una capacidad comparable a los propios de caput provinciae como Corduba o Augusta Emerita. De la obra de Adriano destacan sobre todo las Termas Mayores, el Traianeum y el Anfiteatro. Además son dignas de mención casas de particulares destacadas por sus mosaicos, como la Domus de los pájaros, Domus del Planetario, Domus de Rodio y Domus de Neptuno, entre otras más.
El Anfiteatro tenía capacidad para 25000 espectadores y estaba estructurado en tres niveles de graderío. Aún se conserva en excelente estado el foso con los pilares que sostenían las tablas que eran cubiertas por arena. El expolio y las inclemencias del tiempo han hecho mella en él.
Del Traianeum no se ha encontrado una prueba decisiva que nos diga que es realmente eso, sólo es una estimación arqueológica. Se trataría de un templo de culto imperial mandado erigir por Adriano para Trajano quien es divinizado sobre un podio y
jalonado por pedestales para estatuas y como foro religioso dentro de la ciudad, cerrado por un períbolo de gran potencia y con un altar para sacrificios justo delante.
Además de la ciudad de Itálica destaca el Arco de Medinaceli como obra arquitectónica y monumental romana en Hispania en época de Adriano. Se trata de un Arco de tres vanos con base de cuatro pilares, fábrica de Opus quadratum colocados a soga y tizón. El vano central más amplio se usaría para el tráfico rodado y los pequeños laterales para las personas, pues marcaba la entrada a la ciudad. Según Antonio García y Bellido recuerda a la Puerta de Gerasa, también erigida en tiempos de Adriano.

ESCULTURA
Lo más destacado del legado artístico de Adriano y su época son las esculturas, caracterizadas generalmente por el helenismo imperante.
RETRATOS DE ADRIANO Y DE SU TIEMPO
Como era habitual de cada emperador la estatuaria imperial ocupa un primer lugar en la escultura. Existen muchos bustos y estatuas de cuerpo completo esparcidas prácticamente por todo el Imperio, en ellas, la presencia de cierto realismo en sus rostros nos permiten acercarnos mucho más al personaje. De ellos podemos comparar el Busto del Vaticano procedente de su mausoleo con seriedad y algo más de idealización frente al Busto de Itálica en la que se ve más decaído y con más edad. Algo verdaderamente importante es la presencia de barba debido a su influencia de la filosofía griega; presente en esculturas y bustos de emperadores posteriores. De su enigmática esposa Sabina se conservan unas estatuas togadas excelentes, destacando Sabina como Ceres en Ostia y Sabina como Venus en las Termas de Roma.
Antínoos es un personaje dado al misterio pues su muerte lo llevó a ocupar un puesto entre los dioses. Hay numerosas efigies que muestran su belleza y esbeltez, muy idealizadas pero que nos llevan a hacernos una idea del afecto y devoción que tuvo que sentir Adriano por aquel joven que sacrificó su propia vida arrojándose al Nilo para sustituir la muerte que amenazaba a su señor. Fue el amante de Adriano y éste además de honrar su gesto lo divinizó e instituyó un culto.
En Karia (Asia Menor) la escuela de Aphrodisiás, que llegó a su época de plenitud con Adriano. Dicha escuela tenía predilección por el mármol y se caracterizaba por una técnica muy cuidada rozando a veces el virtuosismo. En lo puramente decorativo empleó muchísimo el trépano. Realizó estatuas para la Villa Hadrianea y un Poseidón que se encuentra en el Museo del Prado.
En este período hubo una gran labor artística en Itálica y Augusta Emérita, sobre todo en la primera donde el florecimiento fue mucho más amplio. La actividad de Itálica se explica por la protección de Trajano y Adriano sobre todo. De Itálica destacamos tres figuras: Diana, Mercurio y Venus púdica muy parecida a la Venus Cnidia de Praxíteles. De Mérida destacamos entre otras el Plutón del Teatro.
Debido a la tosquedad de las obras hispanas y falta de calidad y estilismo muchas de las esculturas eran importadas desde Italia u otros lugares del Imperio, verbigracia las nombradas anteriormente de Itálica y Mérida.

RELIEVES Y SARCÓFAGOS
Como relieves son dignos de mención los Discos relivarios hadrianeos del Arco de Constantino así como los Relieves mitológicos del Ara de Ostia.
En tiempos de Adriano se va generalizando por todo el Imperio la costumbre de depositar el cadáver dentro de un sarcófago pese a que ya hubiera antecedentes orientales e incluso en la misma Roma republicana. En Hispania destaca el Sarcófago de Orestes en Husillos. En éste aparece Erinyes en reposo, fatigadas tras la constante persecución de Orestes. En la tapa se narran los distintos episodios del drama en sus finales: aventuras de Orestes en Tauride, el reconocimiento salvador de Iphigenia y la huida de todos en la nave.